Tener un gato es el primer paso para ser, o por lo menos, para parecer un escritor.
Importante que sea flojo y que se lama las patas muy lentamente. Hay que
desnaturalizarlo del hábito incómodo de cazar y comer ratones, hasta que pueda
convertirse en un digno invitado del convite de Mirringa Mirronga (nótese que nos
referimos a un gato colombiano, aunque la misma consigna podría aplicarse a
cualquier otro gato latinoamericano, quizás también asiático o africano). Incluso,
parecería factible que el prospecto de escritor termine creyendo que puede
convertirse así mismo en gato, en su gato.
En fin, de todos los asuntos gatunos, resultan ser los pelos la única complicación
seria y grave. Comen concentrado(s), hacen uno y dos en una caja, entran y salen
de casi cualquier parte (lo cual mejoraría un eventual dispositivo contra olvido de
mascotas). Pero el pelo…el pelo se pega en todas partes y es detectado
rápidamente al disparar las alarmas de las madres obsesivas entrenadas para
eso.
Por ello, frecuentemente se castran escritores a edad temprana: a los niños no se
les permite tener gatos. Claro está, que la prohibición no siempre excede los
límites de la imaginación. De cuando en tanto, un niño se inventa no uno sino
muchos gatos garabatos. E invita sugestivamente a otros más a hacerlo también.
Es así como, luego de leer Los gatos garabatos de Marcos Torres, se lanzaron a
hacer sus propios gatos garabatos y a escribir versos para que puedan existir.
Poema de los gatos garabatos
Poema colectivo del grado 4°B del IED La Luz
Este es mi gato garabato,
El que come mucho pato con zapato.
Se llama Rodrigo y le gusta ponerse abrigo.
Esta es mi gata garabata
Que se llama Negra,
Juega un rato con mi pata,
Hasta que me alegra.
Mi gato garabato se llama José,
Me divierto con él un rato,
Tiene algo que yo no sé.
Este es mi gato garabato
Que sabe pasar el rato.
Se llama Miguel
Y me gusta jugar con él.
Este es mi gato garabato
Que se llama Anuel,
Yo no nací como él
Porque tiene cara de pato.
Este es el gato blanco Manuel
Que juega un rato con un papel.
Yo juego con mi gata Luna
Y todos los días vamos a la laguna.
Este es Ato.
Me gusta mi gato garabato,
Porque juego con él un rato
Con el aparato.
Y para los que prefieren cantar…
Canción de los gatos garabatos
Poema colectivo del grado 4°A del IED La Luz
Mi gata garabata se llama Daniela,
Le gusta pura la panela.
Mi gato garabato se llama Mantequilla,
Siempre ha vivido en Barranquilla.
Mi gata garabata se llama Susana,
Cada vez que se viste se ve más bacana.
Mi gato garabato se llama Mario,
Le gusta jugar en el armario.
Mi gata garabata se llama Juana,
Le gusta comerse una banana.
Mi gata garabata se llama Orieta,
Le gusta comer paleta.
Mi gato se llama Jose,
Y le gusta la pose.
Mi gata es María Teresa,
Le gusta comer mucha cereza.
Mi gata se llama Valentina,
Le gusta comer la gelatina.
Mi gato se llama Chispita,
Le gusta jugar bolita uñita.
Mi gata se llama María
Y le gusta dormirse de día.
Texto por Alma Fernández, promotora de lectura del proyecto Atravesar el Mundo.
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