09 Ene Caminos para contar historias
Texto por: Jairo Echeverri García
En el marco de la FILBAC, un espacio que promueve la lectura, la cultura y el intercambio de ideas, se llevó a cabo una conversación entre tres destacados escritores y creadores en literatura infantil y juvenil: Jaime Alfonso Sandoval, Jairo Buitrago y Elizabeth Builes, moderados por Vicky García. El evento fue una oportunidad para explorar los diversos caminos en los que estos autores crean sus historias para jóvenes y niños, un público siempre exigente y lleno de preguntas.
Vicky García abrió el evento destacando la importancia de la literatura como una herramienta para conectar y generar espacios de encuentro entre creadores y lectores, particularmente en el ámbito de la literatura infantil y juvenil, donde es fundamental comprender los miedos, dudas y realidades de los niños, quienes comparten el mismo mundo que los adultos, aunque con una perspectiva propia.
Cada uno de los panelistas compartió un poco de su historia y su visión creativa de manera ligera y cercana. Jairo Buitrago, quien recientemente ganó con “¡Ugh! Un relato del Pleistoceno (Babel, 2022)”, el Premio Nacional de Libro Infantil 2024 junto con Rafael Yockteng. Buitrago comenzó con un toque humorístico, revelando que su ascendente es Virgo y que, aunque se considera un escritor de libros para niños, también se ha dedicado a la ilustración en algunos de sus proyectos. Buitrago compartió cómo su interés por la historia y el anarquismo lo lleva a crear historias basadas en personajes históricos y temas que exploran la solidaridad, como en su obra El Aranquista y las Hormigas. En este sentido, Buitrago destacó cómo la literatura infantil puede conectar con temas profundos como la historia, la política y la naturaleza, pero de una manera accesible para los jóvenes lectores.
Elizabeth Builes, por su parte, habló de su trabajo como ilustradora y de cómo la ilustración se convierte en un espacio para que las imágenes completen lo que las palabras no pueden. Comentó sobre dos libros clave en su carrera, Oscuro Nacimiento y La Fuerza de Esta Voz, ambos de gran contenido histórico y cultural. Estos libros, resultado del trabajo con la Comisión de la Verdad y basados en testimonios de la violencia en Colombia, han sido distribuidos gratuitamente, permitiendo a más personas tener acceso a este tipo de historias. Elizabeth explicó cómo utiliza la ilustración para transformar lo difícil y lo complejo, siempre en un tono que respeta la dignidad de las personas representadas. Su enfoque en la naturaleza y la representación de la vida rural también se refleja en sus ilustraciones, que son parte integral del mensaje que transmite.
Finalmente, Jaime Alfonso Sandoval compartió su experiencia de más de 26 años como escritor de libros para niños y jóvenes. Desde sus inicios en la televisión hasta la creación de 34 libros. Jaime compartió una anécdota que revela cómo el cine lo llevó, de manera inesperada, al mundo de la literatura. Durante sus estudios de cine, estaba convencido de que su futuro estaba detrás de las cámaras como guionista. Sin embargo, uno de sus profesores fue quien, con una mezcla de humor y pragmatismo, lo empujó hacia una nueva dirección. Jaime relata que solía presentar guiones que, aunque cargados de imaginación, eran también sumamente ambiciosos en términos de presupuesto. Cada vez que entregaba una nueva idea, su profesor le señalaba que «esto sería carísimo de filmar», ya fuera por las explosiones, los escenarios imposibles o los efectos especiales que requerían.
Frustrado pero determinado a contar sus historias, Jaime encontró en la literatura un espacio donde no existían limitaciones económicas. Las palabras, explica, le permitieron dar rienda suelta a su creatividad sin preocuparse por los costos de producción. Fue entonces cuando decidió canalizar todas esas ideas que parecían imposibles en un set de filmación hacia las páginas de un libro. Este cambio no solo marcó el inicio de su carrera literaria, sino que también moldeó su forma de narrar, influenciada por su formación cinematográfica.
Jaime admite que esa experiencia le enseñó a escribir historias visuales, casi como si fueran guiones en los que el lector pudiera «ver» lo que ocurre a través de las palabras. Esta formación también dejó huella en su manera de construir personajes y atmósferas: sus libros tienen un ritmo casi cinematográfico, con escenas que se sienten vivas, como si estuvieran diseñadas para la gran pantalla. En su saga Mundo Umbrío, por ejemplo, se puede percibir cómo esa narrativa visual transforma la experiencia del lector, transportándolo a un mundo lleno de detalles vívidos y escenarios que parecen cobrar vida.
El autor reflexiona que, aunque su paso por el cine no resultó como esperaba, le dejó herramientas valiosas para su carrera como escritor. Con una sonrisa, recuerda que las palabras, a diferencia de las películas, no tienen presupuesto y que eso fue lo que lo liberó para construir los mundos fantásticos que hoy encantan a sus lectores.
Sandoval habló de cómo la escritura se ha convertido en su medio para conectar con lectores de todas las edades, sin importar su edad cronológica. En su intervención, reflexionó sobre la importancia de la literatura infantil como una forma de transmitir valores, emociones y lecciones de vida a través de historias que van más allá del entretenimiento.
La conversación continuó en torno a la manera en que cada uno de los autores aborda temas como la historia, las leyendas y las experiencias culturales a través de sus obras. Se discutió cómo los temas complejos y la memoria histórica pueden ser tratados de manera accesible para los niños, sin caer en la simplificación, sino respetando la capacidad crítica y reflexiva de los jóvenes lectores.
La literatura infantil no solo busca entretener, sino que abre puertas a mundos nuevos y fomenta una sensibilidad que nos acompaña toda la vida
Se habló de cómo, al escribir historias ilustradas, el autor debe pensar en cómo la narración se convierte en un guion visual, similar al cine o la televisión, y cómo en estos casos, el lenguaje puede ceder espacio a las imágenes. El proceso de escritura de un libro ilustrado, como los de Jairo, implica aprender a renunciar a palabras que, aunque bellas y bien construidas, deben ser eliminadas para mejorar el ritmo de la narración. Después de todo el autor no siempre tiene control sobre sus propias palabras, ya que el editor y la necesidad de un ritmo adecuado para el lector pueden transformar las frases originales.
Jairo compartió cómo sus primeros trabajos como escritor de libros ilustrados se caracterizan por un lenguaje menos articulado y más simbólico, similar a las pinturas rupestres, hasta llegar a la necesidad de encontrar una manera de expresar sus ideas de forma más accesible y comprensible. Esto lleva a la reflexión sobre la búsqueda del lenguaje, especialmente en su libro Pequeño Náufrago, donde se presenta la idea de perder las palabras y el impacto de este proceso en el desarrollo del niño protagonista, quien, como un «náufrago», aprende a redescubrirse sin las palabras. En Pequeño Náufrago, el lenguaje no es sólo una construcción gramatical, sino una necesidad de expresar algo profundo y primitivo.
La conversación también profundizó en cómo el lenguaje, aunque vital, puede ser una carga para el escritor, que a menudo se enfrenta a limitaciones al tratar de expresar sus ideas de la manera más efectiva. En este sentido, se destaca la dificultad de escribir historias que, aunque complejas, deben encontrar su ritmo sin perder la esencia de lo que se quiere contar.
El tema del miedo y la gestión de este, especialmente en la literatura de terror juvenil, se toca más adelante con la intervención de Jaime, quien explica su enfoque sobre el género del terror y su decisión de crear una saga como Mundo Umbrío, basada en personajes y familias latinoamericanas, y no en los estereotipos de terror norteamericano. Jaime destacó que el terror juvenil tiene dos vertientes: el terror real, basado en los miedos cotidianos y concretos, y el terror fantástico, que permite al lector experimentar el miedo en un contexto controlado y catártico, que, aunque puede ser aterrador, se disfruta. Explica que su saga busca dar una catarsis a los jóvenes lectores al explorar sus propios miedos y desafíos a través de historias llenas de elementos fantásticos, como vampiros, que sirven para procesar y disfrutar el miedo de forma segura.
Finalmente, Elizabeth habló un poco más sobre su experiencia como ilustradora y escritora, destacando su habilidad para crear ilustraciones botánicas que complementan sus historias. Elizabeth escribe libros que van más allá de las imágenes, como el libro Dos Hermanas, que se presenta como un objeto bellamente diseñado con un poema sobre el amor y la hermandad. Este libro refleja cómo las palabras y las ilustraciones pueden fusionarse para contar historias profundamente emocionales sobre el crecimiento y la relación con los demás, específicamente con las hermanas, ese lazo que, aunque a veces distante, nunca se rompe del todo.
Sobre la Fundación Círculo Abierto
La Fundación Círculo Abierto trabaja desde el año 2010 en el diseño y ejecución de proyectos relacionados con educación y cultura. Su confianza en el lenguaje de las artes para construir y comunicar conocimiento ha sido el eje común de las experiencias que desarrolla con artistas tradicionales, contemporáneos, locales, nacionales, internacionales y comunidades diversas del territorio colombiano.
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