Travesuras en el aula: lecturas para explorar la creatividad y la autonomía infantil

Travesuras en el aula: lecturas para explorar la creatividad y la autonomía infantil

 

Texto por: Diana Castro

He encontrado un poco de tranquilidad en el aula celebrando las travesuras de quienes me escucharon. El proceso lector que hemos llevado con estudiantes ha abierto caminos inesperados. Tras explorar el territorio del cuerpo con libros como Hago de voz un cuerpo, que hizo brillar varios pares de ojos, avanzamos hacia los espacios del cuarto y la casa para explorar la intimidad del espacio personal.

Curiosamente, varios libros que seleccioné para las clases trataban sobre personajes cuyas travesuras los enfrentaban con regaños y rechazo. Ante el caos bien conocido en las escuelas, decidí explorar con algunos grupos el concepto de travesura, esa que muchas veces les trae gritos y otras formas de desaprobación en el aula y otros espacios. Los libros elegidos fueron el clásico Donde viven los monstruos de Maurice Sendak, Sapito de Jacob Martin Strid (acompañado de El renacuajo paseador de Rafael Pombo en un grupo, otro sapo travieso y regañado), Barnie de Sonja Bougaeva y Los siete tremendos cabritos de Sebastian Meschenmoser. Tras algunas lecturas, pedí que se dibujaran a sí mismos como criaturas —monstruos o sapos— realizando una travesura real.

El resultado fueron dibujos graciosos y miradas juguetonas, libres de juicio por un momento. Reflexionar sobre sus propias acciones —a veces accidentales, a veces inocuas, y en otras potencialmente dañinas— les permitió reconocerse como personas capaces de errar. La exageración en la representación monstruosa no solo invocó su creatividad pictórica, sino que también les ayudó a despojar de culpa la travesura, integrándola en una ficción que les hizo reírse de sí mismos.

Cada sesión abre nuevas posibilidades para enfrentar la guerra contra la imaginación y la libertad, invitando a los niños a descubrir su autonomía y el valor de sus propias percepciones.

Seguí el espíritu de Sendak, evitando los discursos moralizantes y concentrándonos en la reflexión sobre cómo divertirse sin dañar a los demás. Al principio, muchos buscaban la “enseñanza” de evitar las travesuras, pero se sorprendieron cuando les rechacé esa idea. Todos hacemos travesuras: desde los más señalados hasta los que parecen angelicales. Después de este ejercicio de autorrepresentación, algo cambió, aunque no sé por cuánto tiempo. Los niños encontraron en mí algo inesperado en un adulto: complicidad. Una complicidad no ante el daño o el irrespeto, sino ante normas restrictivas que, por suerte, aún no han asumido completamente (como la creencia de que hay que dejar de jugar para evitar accidentes). Los personajes ficticios que exploramos rápidamente conectaron con todos los textos y hasta con La luz es como el agua de Gabriel García Márquez, el primer texto que leímos y que todos recuerdan con cariño.

Desde entonces, he notado cómo gano su atención con más facilidad. Sus risas son más fuertes que los gritos pidiendo silencio, y encuentro más pares de ojos buscando descubrir qué sucede en el libro entre mis manos. Espero que esta energía juguetona se mantenga en cada visita. El juego y la creación gráfica serán esenciales para seguir abrazando la lectura con paz y alegría.

Han pasado apenas unas semanas, pero estos encuentros de lectura han cambiado mi vida y la de los niños a quienes leo. Me esfuerzo en convertir el tiempo de lectura en un momento de introspección colectiva, de conexión afectiva y activación psíquica. En un ambiente de escucha y seguridad, los niños se sienten en confianza para ser vulnerables y compartir historias de vida que resuenan con las lecturas. Aprendí, por ejemplo, cómo se lanza la atarraya y lo que sucede cuando un espíritu posee un cuerpo. También entendí que la paz tiene muchas facetas y lo difícil que es para un niño entender que la única relación entre adultos y niños no tiene por qué ser de autoridad.

A través de los textos, intento llegar a sentipensares que iluminen posibles caminos de cuidado individual y colectivo. Pero, sobre todo, busco recordarles que las paredes de cemento que les rodean no son su horizonte; pueden usar su creatividad para dar forma a sus percepciones, a su realidad y a sus emociones. Sin embargo, el ambiente escolar suele ser más un obstáculo que un incentivo para el aprendizaje profundo. Mediante hostigamientos, amenazas y violencia verbal e incluso física, se les ha enseñado a los niños que solo existen dos opciones: obediencia o maldad. La obediencia es virtud; la desobediencia, desesperanza, y esta se combate con gritos. Hablarles sobre su autonomía y el valor de sus percepciones ha causado más sorpresa que asentimiento, pues no es común que un “profesor” retador de las normas adultas no dé órdenes ni permisos.

Cada sesión abre nuevas posibilidades para seleccionar textos que enfrenten esta guerra contra la imaginación y la libertad, y para reconocer el entorno de vulnerabilidad social que contextualiza esta lucha. Como expone Michèle Petit (2008), la literatura es una herramienta para construir autonomía y equilibrio social. Solo con la ensoñación que ella exige, pueden moldearse ficciones que lleven a realidades. Este camino apenas comienza, pero espero que, a través de más lecturas, pueda convertirme en un “facilitador de un mundo diferente” (Petit, 2008, p. 46).

 

Barranquilla es Leer

Barranquilla es Leer es el programa de acompañamiento a docentes de las Instituciones educativas distritales, desde la literatura, de la Secretaría de Educación del Distrito de Barranquilla (SED) y la Fundación Círculo Abierto (FCA).

El programa trabaja con niñas y niños de las IED de Barranquilla, elegidas bajo los criterios de la SED, en la experiencia de la lectura y la escritura, en una inmersión en la literatura compuesta por clubes de lectura especializados con artistas, acceso a una biblioteca digital de literatura infantil y juvenil, asistencia a foros de apreciación de literatura con personas expertas en literatura infantil y juvenil, tutorías semanales con niñas y niños

 

Sobre la Fundación Círculo Abierto

La Fundación Círculo Abierto trabaja desde el año 2010 en el diseño y ejecución de proyectos relacionados con educación y cultura. Su confianza en el lenguaje de las artes para construir y comunicar conocimiento ha sido el eje común de las experiencias que desarrolla con artistas tradicionales, contemporáneos, locales, nacionales, internacionales y comunidades diversas del territorio colombiano.

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