Texto por: Maribel Morales, promotora de lectura de la Fundación Círculo Abierto

Jairo Buitrago en colaboración con Rafael Yockteng crean “Camino a casa”, una historia ilustrada, que nos permite ver cómo una pequeña niña puede hacer muchas cosas que le generan dificultad. Aunque, tal vez solo lo logra cuando está acompañada de un amigo especial: un león. 

Con él puede caminar tranquilamente o correr, puede alejarse de la cuidad, solicitar nuevamente un crédito en la tienda del barrio, recoger a su hermano menor en la guardería, cocinar y esperar a su mamá hasta que llegue de la fábrica.

En las imágenes se puede ver una niña de aproximadamente 10 años de edad, con miedos e interrogantes, quizás con muchas responsabilidades, pero sobre todo con un dolor de ausencia.

Cuando llega a casa y apaga la luz, se puede observar una fotografía familiar, aparece un padre que ya no está, tiene una melena similar a la de un león. Me pregunto: ¿Quién es mi león? Para la niña de la historia era quizás un amigo imaginario, la figura de su padre que la hacía sentir más fuerte y con el que todo era posible. 

La presencia ante la ausencia que sufría y la calma que se había ido, dejando entrar el caos en el hogar. Y es que la imaginación puede resolver la realidad, en la mente se puede terminar de armar lo que en lo tangible resulta imposible.

Imagino una madre que le tocó trabajar largas jornadas de trabajo para suplir sola las necesidades financieras del hogar. Un hermanito que requiere atención y cuidados y una niña “grande” que trata de entender, ayudar y soportar. Muchas familias crecen con esta estructura.

También imagino todos los leones que creamos para sentirnos valientes, una amistad, una religión, una creencia, una carrera, etc. O las veces que una persona nos ha ayudado a enfrentar una fuga emocional.

En ocasiones cuando el libro habla poco, la imaginación narra más, y este tiene precisamente esta propiedad.

Cuéntame tú ¿quién es tu león?