El cuerpo que leemos en movimiento

Imagen cortesía de Jurien Huggins

 

Texto por: Kirvin Larios, escritor y periodista

Una reflexión sobre la lectura y el cuerpo se planteó durante el taller de la docente Paulina Avellaneda en Entre Libros. “Descubrir que nuestro cuerpo lee y escucha de diferentes maneras” fue uno de los objetivos principales de su encuentro sobre “Alteridad, cuerpo y movimiento”.

Para empezar, la tallerista preguntaba a los estudiantes por el significado de la palabra “Alteridad”. Ellos decían: “Es como una persona que se altera y mueve bastante”, “tiene que ver con alterarse, como cuando alguien se asusta”, “cuando uno se acelera y hace cosas muy rápido”, “desesperarse, coger rabia, estresarse”.

En cada comentario la docente encontraba “pistas” diferentes para entender la palabra. En lo que coincidían casi todos era en relacionar la “alteridad” con algo que le ocurría a alguien provocándole un estado de ánimo distinto, un cambio en su modo de estar.

“Alteridad —explicó— hace referencia al otro, a ‘alternativa’, ‘alterno’, al otro que está acá. Por eso digo que vamos a hablar del otro; cuando escuchemos ‘alteridad’, podemos pensar en lo que tiene que ver con el otro y con otra manera de ver, de ser, de sentir”.

“¿Cómo les dice un perro que los quiere?”, preguntó.

Los alumnos dijeron: “Ladrando”, “lamiendo el rostro”, “mostrando la pata”, “moviendo la cola”, “no dejándome dormir”. Estas serían formas que tiene un perro de decir algo y que nosotros podemos entender, leer.

“También existen otras maneras de estar, yo tengo un saco porque hace frío, vivo en Bogotá, entonces quizá tenga otras costumbres. Somos todos iguales en muchas cosas, pero tenemos otras que nos hacen particulares”, añadió la profesora, que también resaltó que los libros escritos en otros idiomas nos permiten entender “cómo se vive en otro país” y encontrarnos “con otros mundos que nos enriquecen”.

Un libro sirvió como ejemplo de aquella idea inicial de “leer y escuchar de diferentes maneras”. Su título era ‘Sentir para ver’. Al tocar las páginas, la docente decía sentir cosas en los dedos. Acercó una hoja en blanco para que los estudiantes pudieran verla con más detalle: estaba en braille. Además de imágenes, tenía puntos diminutos en la superficie.

 

Imagen cortesía de Anastasia Sklyar

 

“Es para los ciegos, para que coloquen los dedos y puedan leerlo”, dijo un estudiante. “Los puntos son lenguaje de señas”.

Después realizaron ejercicios fuera de la silla, de pie. La docente movió el cuerpo y los estudiantes la siguieron, en una actividad “para activar los sentidos”. “Hagamos como si fuéramos a hacer un pastel”. Entonces cada quien sacudía el cuerpo y luego empezaba a amasarlo, como dándole forma a “ese pastelito que en este caso es mi cuerpo”. Espalda, glúteos, pies… la invitación era “dar forma” a todo ese cuerpo-pastel.  Lo calentaron y metieron imaginariamente al horno, lo frotaron, le soplaron aire, lo volvieron a calentar. “El cuerpo está despierto, ahora estamos activos. Vamos a estar yendo al cuerpo, a la imagen”, dijo Avellaneda.

Luego, con la lectura del libro ‘A flor de piel’ (de Tere Puig y Laura Borrás), que cada quien veía en su computadora, la invitación fue a explorar sensaciones. “El cuerpo tiene su propia forma de expresarse y de comprender el mundo. Lo hace a través de las sensaciones”, empezaba el libro. Hablaron aquí de la piel, de los latidos del corazón, de los abrazos, del cansancio; de diferentes maneras en las que el cuerpo se expresa, indica, señala y permite que otros o uno mismo lo lea. 

“Cuando tienes miedo la piel se pone chinita”, recordó una estudiante. 

Otras acciones en el taller proponían reaccionar a cada uno como bajo el efecto de una esponja que se frotara en la piel, sobre el rostro y en el cuerpo. ¿Cómo haría la piel si una superficie blanda pero rugosa la rozara? Esta pregunta se respondía con movimientos, acciones, gestos. 

Para una próxima sesión, la profesora Paulina les propuso dibujar, como quisieran, un cuerpo en un papel, y darle textura con “un esfero que no escriba o con una aguja”, la cual utilizarían para picar, repujar y hacerle huequitos a la hoja, que recomendaba mantener apoyada sobre una esponja.

 

Entre libros

Entre Libros es el programa de acompañamiento a docentes de Instituciones educativas distritales, desde la literatura, de la Secretaría de Educación del Distrito de Barranquilla y Fundación Círculo Abierto.

El programa trabaja con 2 componentes principales:

1. Encuentros semanales con las maestras y maestros en los que se despliega la literatura, se explora en las necesidades del docente frente a su alumnado, cómo lograr que los atraviese la literatura, y se traza la ruta del acompañamiento.

2. Clubes de lectura mensuales con las niñas y niños, a cargo de las maestras beneficiarias del programa; cada grupo trabaja a lo largo de 7 clubes de lectura con un énfasis: ciencia ficción, narrativa gráfica, filosofía, literatura y alteridad, literatura y cine, entre otros. Sostener la conversación, estar presentes, ser a la vez arquitectos y anfitriones, es la motivación del equipo que participa en el programa.

Sobre la Fundación Círculo Abierto

La Fundación Círculo Abierto trabaja desde el año 2010 en el diseño y ejecución de proyectos relacionados con educación y cultura. Su confianza en el lenguaje de las artes para construir y comunicar conocimiento ha sido el eje común de las experiencias que desarrolla con artistas tradicionales, contemporáneos, locales, nacionales, internacionales y comunidades diversas del territorio colombiano.

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