24 Ago El viaje sonoro de las ballenas jorobadas
«Para fugarnos de la tierra un libro es el mejor bajel; y se viaja mejor en el poema que en el más brioso y rápido corcel. Aun el más pobre puede hacerlo, nada por ello ha de pagar: el alma en el transporte de su sueño se nutre sólo de silencio y paz».
Emily Dickinson
Texto por: Anadelina Amado Niño, promotora de lectura de la Fundación Círculo Abierto
Sin llevar maleta, ni zapatos, sin comprar boletos y sin salir de casa, con la imagen de un mapamundi en la cabeza, fui a conocer a las acróbatas más gigantescas del océano, las ballenas jorobadas. Fuimos invitados por la editora bogotana Paula Guerra y por el equipo de profesionales que la acompañó. Entre ellos biólogos marinos, geógrafos, investigadores, Ilustradores, escritores, fotógrafos y poetas. Todos compartieron interesantes relatos que de sus investigaciones, inspirados en estos majestuosos animales. Fue así que logré sumergirme de forma maravillosa en el mundo y la vida de estas ballenas. El viaje duró una hora y lo viví mientras escuchaba el programa de radio El Vuelo de las Jorobadas.
El primer recorrido para ubicar la ruta del viaje, me evocó las clases de geografía en el colegio: “Ve al mapamundi, ubica Chile. Para ir de las glaciares aguas de la Antártida, hasta las cálidas costas del pacifico. Punto de partida la Antártida, exactamente el estrecho de Guerlache. Ubica Colombia, luego baja hasta el sur, hasta la punta donde finaliza el continente suramericano, exactamente donde se acaba Chile. Atraviesa el mar continuando hacia el sur, hasta llegar a un cuerpo de agua; es el continente antártico. La punta más cercana a Chile parece la punta de la cola parada y puntiaguda que bate un perro feliz. Quédate ahí, has llegado al estrecho de Guerlache”.
«El punto de partida fue la Antártida, exactamente el estrecho de Gerlache. Uno de los lugares más fríos del planeta, habitado por pingüinos, leones marinos, orcas, tiburones, ballenas jorobadas y una amplia variedad de seres marinos»
Así pues, el punto de partida fue la Antártida, exactamente el estrecho de Gerlache. Uno de los lugares más fríos del planeta, habitado por pingüinos, leones marinos, orcas, tiburones, ballenas jorobadas y una amplia variedad de seres marinos. El punto de llegada fueron las cálidas aguas de la costa pacífica colombiana. La marea, el verde del paisaje y la selva húmeda del Parque Nacional Ensenada de Utría, ubicado cerca de Nukí. Allí llegan las ballenas jorobadas después de cuatro meses de viaje sin parar.
Llegan hambrientas y cansadas, a parir sus crías o a aparearse con los machos, atraídas por sus cantos. Aquí se alimentan y se preparan para su nuevo viaje que emprenderán después de unos meses de descanso. En estos viajes las nuevas madres enseñan a sus pequeños ballenatos, durante el primer año de vida, a defenderse de los depredadores. También a alimentarse y a reconocer la ruta de viaje que recorrerán durante sus sesenta años de vida.
A este respecto, Laura Benítez, quien hace parte de la fundación Yubarta, nos compartió cinco cosas fascinantes de las ballenas jorobadas:
- Viajan y nadan durante 4 meses y recorren 8000 km desde el polo sur hasta Colombia para aparearse y tener a sus crías.
- Durante su largo viaje, las mamás y otras ballenas adultas no se alimentan durante 4 meses.
- Las ballenas cantan como nosotros. Cuando visitan el pacífico colombiano convierten el lugar en escenario musical, en el que ofrecen un mágico concierto que dura cinco meses.
- La mamás ballenas cuidan a sus bebés durante un año y les enseñan el camino de regreso al polo sur para comer muchos pececitos y camarones. Luego regresan con sus mamás hacia la Antártida, donde empezarán a viajar solos por primera vez.
- Cada ballena es diferente. Como cada ser humano, la cola y su aleta dorsal las hacen únicas. Las ballenas tienen su propia huella digital en el dorso de la
«El viaje que realizan las ballenas jorobadas cada año, durante toda su vida, es algo heroico e impresionante. Nadan durante cuatro meses sin parar y sin comer»
El viaje que realizan las ballenas jorobadas cada año, durante toda su vida, es algo heroico e impresionante. Nadan durante cuatro meses sin parar y sin comer. Pero ¿cómo se preparan las ballenas para el gran viaje? A propósito de esta pregunta, Paula Guerra nos contó lo siguiente. “Antes de salir las ballenas han preparado su cuerpo y han comido muchísimos peces y kril, pequeños crustáceos de mar. No comen durante el viaje y en el destino al que llegan, solo comen hasta que regresan al sur. Así que más les vale estar seguras de encontrar y comer toda la comida necesaria.
Verlas alimentarse pareciera todo un ritual. Por turnos se abalanzan sobre los cardúmenes con la boca muy abierta, expulsan el agua y entre sus barbas queda solo el alimento. Estas nadadoras de grandes aletas, hacen parte del equilibrio natural. Nada de lo que sucede ahí abajo está aislado. Son las mejores abonadoras del océano y pueden ayudar a disminuir los efectos del cambio climático con su abundante excremento. No solo comen kril, también lo mantienen vivo, las ballenas dan y reciben.
Comen kril y otros peces; luego hacen popó que sirve de abono para las algas de la superficie. Estas algas liberan oxígeno y capturan dióxido de carbono, uno de los causantes del calentamiento global. Es un ciclo perfecto, porque luego el kril come esas mismas algas que ellos nutrieron.
Es increíble la perfección y equilibrio de la naturaleza. Hasta hoy se desconocía esta realidad de la vida marina. La forma perfecta como se sostiene y funciona este ciclo de vida de las ballenas jorobadas.
Fue un gran viaje de ocho mil kilómetros, para conocer a las ballenas jorobadas, acompañada de los sonidos del mar y del viento frío de la Antártida. Uno que me mantuvo en una constante situación de alerta, aventura, admiración y sorpresa. La vida de las ballenas me ha parecido heroica y majestuosa. Me deja grandes deseos de conocerlas. Para, entre otros aspectos, poder dimensionar los 18 metros de largo que pueden llegar a medir y las 45 toneladas de peso que llegan a tener.
«El sonido del viento frío de la Antártida, los cantos y soplos de las ballenas, el bullicio de los pingüinos y la música de las marimbas»
La bióloga colombiana Natalia Botero nos compartió los sentimientos y percepciones que le generó su primera expedición a la Antártida. Eso me transportó a ese lugar y me sensibilizó de tal forma que mi mente pudo ver y sentir lo que ella iba narrando. “Yo creo que es como lo más cercano estar en otro planeta, en nuestro planeta. Es un espacio muy muy lindo, predominantemente blanco, pero también de muchos contrastes. Se siente mucho frío, en general es muy callado. Predominan a veces los ruidos de los animales; las colonias de los pingüinos son bullosas.
Mientras iba oyendo las narraciones de los demás estudiosos de las jorobadas, escuchaba a los lejos el canto de las gaviotas. El sonido del viento frío de la Antártida, los cantos y soplos de las ballenas, el bullicio de los pingüinos y la música de las marimbas. Me impresionó saber también que las jorobadas pierden pedazos de su piel en cada salto. Los investigadores los recogen, con mallas como las que se usan para cazar mariposas, como muestras para hacer los estudios.
«Las jorobadas pierden pedazos de su piel en cada salto. Los investigadores los recogen, con mallas como las que se usan para cazar mariposas, como muestras para hacer los estudios».
Al terminar mi viaje, consulté en internet el actual estado del Parque Nacional Ensenada de Utría y me taladró el alma al encontrarme con esta información. “El Parque Nacional Natural Utría es considerado como único en su tipo por contener gran variedad de ecosistemas, que van desde el marino hasta el selvático. Enmarcada por la inmensidad del Océano Pacífico y las estribaciones de la Serranía del Baudó, se estima como uno de los parques nacionales más biodiversos no solo dentro de Colombia sino en el mundo.
Actualmente se encuentra en gran peligro, pues entre las propuestas del Plan Nacional de Desarrollo, toma fuerza una propuesta que pretende la construcción del puerto más grande de Colombia, con capacidad para recibir buques de hasta 200.000 toneladas. Los impactos que generaría al medio ambiente esta megaobra serían desastrosos e irreversibles.
Esta noticia me congeló el cuerpo, como si estuviera en la Antártida. De inmediato una pregunta surgió en mi cabeza. ¿Qué hacer para defender a las ballenas jorobadas, frente al arrasador sistema económico de mi país y del mundo, que solo piensa en dinero y no respeta vida animal, natural ni humana?
Michelle Petit en su libro de ensayos Leer el mundo: experiencias actuales de transmisión cultural nos pregunta ¿Por qué leer hoy? Y nos invita a privilegiar el juego, los intercambios poéticos, la curiosidad, el pensamiento.
Inspirados en esta investigadora diseñamos Leer el mundo, una estrategia de acompañamiento en literatura, desde un entorno remoto, a las maestras y maestros, niñas, niños y jóvenes, de la Secretaría de Educación del Departamento del Atlántico y la Fundación Círculo Abierto. Parte de la idea de que es posible, en tiempos de distanciamiento social, acompañar desde la literatura, acceder a la presencia, lograr que las palabras tengan cuerpo, reunirnos con la voz del otro, reconocer al otro en toda su alteridad.
Leer el mundo trabaja con cinco componentes principales:
1. Conversaciones semanales a través de plataformas asincrónicas para intercambiar experiencias y compartir lecturas, de las maestras y maestros con el equipo de promotoras de lectura de la fundación.
2. Biblioteca digital a disposición de las maestras y maestros para preparar su espacio de literatura. Sala de lectura digital disponible para las familias.
3. Foros mensuales con las maestras y maestros.
4. Clubes de lectura con las niñas y niños de las Instituciones Educativas Departamentales, a través de una plataforma sincrónica, y conducidos por artistas de la red de Círculo Abierto.
5. Espacio radial, estructurado como un encuentro desde la literatura, que se emite a través de las radios comunitarias aliadas a FUMCOPAT.
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