Texto por Gladys Rodríguez, promotora de lectura de la Fundación Círculo Abierto

El confinamiento nos obligó a implementar la virtualidad como estrategia de comunicación e interacción, llevándonos a conocer entornos digitales que hasta el momento para muchos eran desconocidos. Esto permitió el aprendizaje y desarrollo de habilidades y competencias tecnológicas y de comunicaciones. No obstante, este acercamiento nunca podría ser un sustituto del contacto personal y la interacción física con el otro, al que como seres sociales que somos, estamos acostumbrados.

Desde el área educativa, volver a lo presencial es muy importante no solo para continuar de manera más efectiva los procesos educativos sino también para el desarrollo de habilidades socioemocionales de los estudiantes. Como, por ejemplo, estrechar lazos de amistad, el fortalecimiento de valores como el compañerismo y la solidaridad. Ese compartir con los otros da paso a la interacción, logrando aumentar también la confianza en sí mismos.

El retorno al entorno físico también permite el acceso a las bibliotecas y el contacto físico con los libros. Aunque el formato digital ha sido de mucha ayuda y se viene usando desde mucho antes de la pandemia, el libro en físico permite muchas posibilidades y particularidades que el libro digital no posee. Lo anterior abre el debate acerca de ¿cuál de estos sería la mejor opción para el disfrute de la lectura?

Los partidarios del libro digital tienen argumentos que lo catalogan como una buena elección. Algunos motivos son la economía en su producción, distribución y el ahorro de espacios. Otras ventajas se relacionan con las nuevas formas de aprendizaje y hábitos de lectura. Los defensores del libro físico argumentan que ofrecen una experiencia de lectura más satisfactoria que conecta al lector con el libro y que no produce tanto cansancio a la vista. Además, no requiere energía.

Por otro lado, los que disfrutan del libro físico atribuyen a este una estimulación de los sentidos y la memoria, ya que se pueden hojear sus páginas y escribir notas directamente en el libro mismo, brindando una experiencia más natural. Sin embargo, lo más importante de todo libro es lo que contiene en su interior, lo que nos trasmite, lo que cuenta, el conocimiento al que accedemos. La tradición oral que se convierte en historia a través de ellos y que va de generación en generación, sea cual sea la elección, el placer de leer es inigualable, ese viaje que nos acerca a otros mundos y que nos contagia de emoción y conocimiento merece ser explorado ya cada uno decidirá de qué manera prefiere hacerlo.

Y tú, ¿cuál prefieres?