Texto por: Rafael Sánchez, promotor de lectura de la Fundación Círculo Abierto

A veces analizamos los libros como algo íntimo y personal, como un espacio que nos permite mirar hacia adentro. Este nos pone en contacto con nuestros pensamientos y sentimientos. Sin embargo, hacer el ejercicio de lectura compartida, como en los clubes de lectura,  supera ese esquema personal. De esta forma se buscan otros planos que trazan redes y acercan a las personas, gracias al libro como medio de interacción. Aterrizo esta generalidad con el libro Vaiven de Juan Carlos Restrepo, una historia de tradiciones, familias y herencias. Trata sobre cómo una labor o arte, pueden ser un legado durante varias generaciones para mantener un hilo vital. Uno que permite construir una historia familiar y hacerla infinita.

La herencia de una actividad se convierte en el pegamento que une las generaciones de niños y viejos. En Vaiven, la actividad en cuestión es el Circo, pero en los barrios de Barranquilla encontramos la costura, la cocina, la construcción o el juego, como tradiciones que acercan y crean identidad entre distintas generaciones. Desde los choznos -hijos de los tataranietos- hasta los tataradeudos -papás de los tatarabuelos-, han compartido una actividad que se mantiene viva gracias a la enseñanza y el aprendizaje, con el tiempo como telón de fondo.