Podemos leer en los territorios el cuidado o el abandono en que éstos se encuentran:; una calle adornada de jardines o inundada por las basuras y los escombros, nos dice mucho acerca de la cultura de sus habitantes.  Así, sentí que  los maestros, a partir de un cuento literario, supieron leer en el contexto a sus personajes, singularizarlos, evocarlos y describirlos.

Las respuestas no se hicieron esperar y fluyeron como agua fresca. A continuación comparto algunas de ellas: 

Profesora, Viviana Sofía Escolar Moros, IED José Consuegra Higgins, grado 6-8:

Conozco la historia de un abuelito, quien tenía un amigo, a quien siempre que venían del extranjero a visitarlo, en cada viaje le regalaban un reloj. El último reloj que le regalaron, un reloj de cuerda muy llamativo con cadena de oro al bolsillo traía consigo una especie de aviso. El amigo de mi abuelo le dijo, antes de volver al extranjero, que el día en que el reloj no funcionara más, quería decir que él había muerto. on los días le llegaría un marconi diciéndole que le daba gracias por su amistad y que se sintiera feliz, que ya él descansaba en paz.  El abuelo recibió el marconi de parte del hijo de su amigo, quien tuvo la tarea de enviarlo. Ahora son los nietos del abuelo quienes han visto el reloj parar de nuevo… 

Profesora: Clara Inés Ocampo Tapias, IED José Consuegra Higgins, grados 6 a11:

Cuando era niña vivía en el barrio Montes en la ciudad de Barranquilla. Es un barrio con muchas dificultades económicas y personas de muy dudosa reputación en su mayoría, sin generalizar.

Tuve la oportunidad de conocer a una familia gitana y las señoras de la casa vestían faldas coloridas y largas, pañoletas de colores, collares, pulseras, abundante maquillaje. Me sorprendía verlas y me gustaba cómo se veían, me parecían bellas con su cabellera larga y sus ojos bien delineados.

Profesor Jorge Zárate, IED Manuel Elkin Patarroyo, grado 8: 

 Sí, había un personaje al que le decíamos el concejal, porque a pesar de que era de clase muy humilde, siempre vestía con saco y corbata, los cuales nunca se relacionaban en colores ni estilos. Sus zapatos, aunque muy gastados, siempre estaban relucientes. Lucía cabello largo y sombrero pequeño, siempre saludaba, aún cuando no conociera a la persona aludida. Su trato era amable, pero era muy antihigiénico y no presentaba olor agradable. Un día dejé de verlo, hasta el momento.